¿El confinamiento ha puesto a prueba a las parejas?

¿El confinamiento ha puesto a prueba a las parejas?

Coronavirus y pareja

La cuarentena ha intensificado la polaridad en las relaciones de pareja: en algunos casos, ha reforzado lazos; en otros, ha hecho que sus miembros decidan tomar un camino por separado

El confinamiento, por la actual pandemia, ha generado múltiples consecuencias no sólo en el ámbito laboral sino, también, en el personal. Ha ocasionado diversos tipos de ansiedad, miedos, estados de ánimo y, como no iba a ser menos, ha repercutido en las relaciones de pareja, dando lugar, en el peor de los casos, a una ruptura.

Coronavirus y pareja

Ante ella, es posible que alguna de las partes (o ambas) pueda hacerse cuestiones del tipo: ¿si no hubiéramos estado recluidos, todo hubiese ido como la seda? ¿Es el confinamiento, realmente, el culpable de que hayamos roto? Pues bien, la respuesta es que no.

Con el confinamiento, ha ocurrido algo parecido a lo que sucede durante el verano. Se deja a un lado la rutina diaria, en la que se coincide con la pareja muy poco o nada, en el día a día, y se va al extremo. Es decir, se pasa todo el día (o la mayor parte de éste) con ella. Esto, para algunas, puede ser todo un privilegio y un motivo de alegría pero, para otras, puede incrementar las diferencias entre sus miembros, así como los conflictos.

Coronavirus y pareja

Coronavirus y pareja

Además, en la situación que nos ocupa, existe un añadido: la tensión y la incertidumbre a la que estamos sometidos individualmente y, en algunos casos, problemas de ansiedad, depresión o de cualquier otro tipo previos o consecuencia del confinamiento. Todo ello, no sólo pone a prueba nuestra resiliencia personal sino que, indirectamente, la de pareja. En otras palabras, si no estamos bien con nosotros mismos, nuestro estado de ánimo y actitud se verán alterados y, ello, se extrapolará a la relación de pareja, propiciando discusiones y/o malas contestaciones.

Ahora bien, es de importancia mencionar que, si la relación se tambalea y ambas partes quieren salvarla, se haga un esfuerzo por entender la postura del otro, se apueste por el diálogo y se refuercen aquellos comportamientos que nos gusten de ella (ver post: 5 maneras de mejorar una relación de pareja). No obstante, si esto no funciona o aún hay dificultades subyacentes, lo más conveniente es realizar una terapia de pareja, que les ayude a mejorar los problemas de base tales como la comunicación y la resolución de conflictos.

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¿Qué es el síndrome de la rana hervida?

¿Qué es el síndrome de la rana hervida?

Síndrome de la rana hervida

Uno de los aspectos que influye, en el síndrome de la rana hervida, es olvidarnos del respeto hacia nosotros mismos y tolerar determinadas actitudes y situaciones, que nos hacen sentir mal

Si ponemos una rana en una cazuela con agua y la calentamos, veremos que, al tiempo que la temperatura comienza a subir, la rana ajusta su temperatura corporal. No obstante, llegado el punto en el que la rana no puede adaptarse más, trata de saltar pero ya no puede. Ha gastado todas sus energías regulando su temperatura corporal por lo que muere.

Tras esta breve introducción de Clerc (2008), podemos pensar que lo que mató a la rana fue el agua hirviendo pero lo cierto es que fue el hecho de no haber decidido con anterioridad cuando saltar. Esto podemos extrapolarlo a nuestra vida. Todos debemos adaptarnos al entorno que nos rodea pero, cuando soportamos personas tóxicas o situaciones límite, de manera continuada, sufrimos un considerable desgaste emocional del que, muchas veces, no somos conscientes hasta que es demasiado tarde. Es entonces cuando hablamos del llamado síndrome de la rana hervida.

Nos acostumbramos a un trato inmerecido y pensamos que no hay más opciones posibles. De este modo, aceptamos que esa relación o situación  “es lo normal” y ni nos planteamos un cambio…pero, ¿qué puede llevarnos a esto?

Síndrome de la rana hervida

  • Baja autoestima: para tener una buena relación con el entorno y, sobre todo, con nosotros mismos, es necesario que cultivemos el amor propio. En el caso que nos ocupa, de no hacerlo, olvidaremos algunos aspectos importantes como el respeto por nosotros mismos y la intolerancia hacia ciertos comportamientos y situaciones, que nos perjudican y, por supuesto, nos hacen sentir mal.
  • Dependencia: las personas que la presentan tienden a anteponer sus deseos y necesidades a las de los demás con un único fin: no quedarse solas. Por ello, no es extraño pensar que pueden someterse, voluntariamente, a las demandas que les hagan.
Síndrome de la rana hervida

Síndrome de la rana hervida

  • Cambio progresivo: es posible que no seamos conscientes del momento en el que la situación se haya hecho insostenible. De este modo, nos acostumbramos a estas actitudes hasta el punto de quitarles importancia y normalizarlas.
  • Resignación: preferimos conformarnos con el contexto o las relaciones actuales por miedo a que cualquier cambio suponga una elección peor.

 

Referencias bibliográficas:

  • Clerc, O. (2008). La rana que no sabía que estaba hervida y otras lecciones de la vida. Madrid: Maeva

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¿Qué podemos hacer para mantener el cerebro en forma?

¿Qué podemos hacer para mantener el cerebro en forma?

Las actividades de ocio como leer, hacer crucigramas, sudokus o, incluso, aprender un idioma, fortalecen las funciones cognitivas como el lenguaje, la atención y la memoria

El envejecimiento es un proceso de cambio y adaptación a nuevas situaciones: el pelo se blanquea, salen arrugas, las orejas y nariz aumentan de tamaño, se pierde agilidad…y, cómo no iba a ser menos, el cerebro también vive transformaciones. Éstas pueden ser:

  • Saludables: originadas por la propia edad tales como la reducción del peso, el volumen o el metabolismo neuronal.
  • Patológicas: producidas por la presencia de una enfermedad de las llamadas demencias

Ahora bien: ¿qué podemos hacer para mantener saludable nuestro cerebro?

  • Buscar intereses: tras la jubilación, por ejemplo, es usual que muchas personas se pregunten qué hacer con el tiempo libre del que disponen y que, incluso, se resignen a dejar pasar las horas y horas frente al televisor. Para evitarlo y mantenernos activos, es necesario establecer un listado de cosas que nos gustan o nos gustaría hacer o aprender.
  • Disfrutar del sueño: dormir es fundamental para el aprendizaje y la memoria. Por ello, es importante establecer un horario de sueño y evitar cualquier tipo de pantalla o dispositivo electrónico cuando nos vayamos a acostar, dado que la luz que emiten este tipo de aparatos activa la vigilia y reduce las hormonas que inducen el sueño.
Alzheimer en Paracuellos de Jarama y Miramadrid
  • Ejercitar la mente: es clave en la prevención de las demencias y se puede hacer de forma sencilla con actividades de ocio que impliquen: atención, memoria, lenguaje o razonamiento. Estas actividades podrían ser: sopas de letras, crucigramas, sudokus, lecturas o, incluso…¡el aprendizaje de un idioma!
  • Hacer ejercicio físico: tiene repercusiones en el funcionamiento cerebral. Más allá de incrementar la autoestima y reducir la sintomatología ansiosa y depresiva, promueve la aparición de una proteína (la neurotrofina), responsable de velar por las funciones y procesos cognitivos.
  • Mantener interacciones sociales: estimula nuestro cerebro ya que, en el curso de una conversación, se emplean, conjuntamente, las funciones cognitivas mencionadas con anterioridad. De manera simplificada, podemos decir que: para hablar necesitamos vocabulario y elaborar una frase coherente (lenguaje); para seguir una conversación, debemos estar concentrados (atención) y, además, recordar de qué nos hablan o qué queremos decir, rememorando acontecimientos, vivencias, etc. (memoria). Cabe señalar que, a pesar de ser, en apariencia, algo muy simple, implica un proceso cognitivo complejo.
  • Tener una alimentación saludable: en este apartado, la famosa frase “somos lo que comemos” cobra especial relevancia. Una dieta con cantidades moderadas y rica en cereales, frutas, verduras y legumbres, así como pescados y aceite de oliva, es gasolina para nuestro cerebro.

 

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¿Qué factores influyen en el inicio del consumo de cannabis?

¿Qué factores influyen en el inicio del consumo de cannabis?

Las malas relaciones con los padres, los problemas de conducta y el desinterés académico pueden ser detonantes en el inicio del consumo de cannabis

El cannabis o marihuana es un término genérico empleado para referirnos a los diversos componentes psicoactivos de la planta del cannabis. En España y, en general, en los países desarrollados, su consumo está asociado a factores sociales como la disponibilidad de la droga o el consumo de tabaco o alcohol a edades tempranas; así como a entornos en los que ese consumo es aceptado como, podría ocurrir, en un grupo de amigos (Lascala, Friesthler & Gruenwald, 2005). Sin embargo, no debemos olvidar que también entran en juego otros factores, muchos de ellos de carácter personal, como:

  • Amistades: al igual que comentamos con anterioridad, es más probable que se inicie un consumo, si el círculo de amigos está formado por sujetos consumidores de ésta u otras drogas. En este caso, no sólo hay un acceso fácil a la sustancia sino que el consumo puede tener lugar como consecuencia de la presión social o, bien, en un intento de sentir aceptación por el grupo.
  • Conducta: las personas que se niegan a seguir las normas sociales, con trastorno de conducta desafiante o que presentaron problemas de conducta en la infancia son más propensas al consumo.
  • Indiferencia hacia el estudio: el desinterés académico o, incluso, el fracaso o abandono escolar actúan como señales de alarma. En cambio, las personas implicadas en él, que obtienen buenos resultados académicos, tienen menos posibilidades de caer en el cannabis.
Tratamiento de adicciones en Paracuellos de Jarama y Miramadrid
  • Personalidad: el deseo constante de buscar experiencias y/o sensaciones nuevas predispone, de igual forma, al consumo.
  • Relaciones familiares: malas relaciones y conflictos constantes con los padres resultan ser factores de riesgo de gran importancia. En contraposición, un entorno familiar positivo y una atención constante, por parte de los ascendientes, supone un elemento protector.

En cualquier caso, siempre hay lugar para la prevención por lo que formar a los adolescentes sobre esta sustancia, eliminando creencias erróneas y dando a conocer sus implicaciones tanto a corto como a largo plazo, es esencial.

Referencias bibliográficas:

  • Lascala E., Friesthler, B. & Gruenwald, P. (2005). Population ecologies of drug use, drinking and related problems. En: Stockwell, T., Gruenwald, P., Toumbourou, J. et al. Preventing harmful substance use: the evidence base for policy and practice. Chichester: John Wiley & Sons.

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