Día Internacional de la Dislexia 2021

Día Internacional de la Dislexia 2021

Hoy, 8 de octubre, se celebra el Día Internacional de la Dislexia con la campaña "Unidos por la dislexia. Tengo dislexia y puedo brillar", con la que se pretende visibilizar las dificultades específicas del aprendizaje.

Día Internacional de la Dislexia 2021

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¿Por qué puede estar suspendiendo mi hijo?

¿Por qué puede estar suspendiendo mi hijo?

Los trastornos emocionales, las dificultades del aprendizaje y la falta de estrategias a la hora de estudiar son algunas de las problemáticas, que pueden acarrear un bajo rendimiento escolar

A pesar de que falten algunos meses para acabar el curso escolar, muchos padres temen su desenlace, en especial, cuando las calificaciones previas no son buenas y sus hijos no parecen mejorar. No obstante, al margen de los resultados, el hecho de presentar un bajo rendimiento académico, puede alertarnos de posibles problemáticas, que citaremos a continuación:

¿Por qué puede estar suspendiendo mi hijo?

  • Desconocimiento sobre cómo estudiar: resulta fundamental contar con una planificación y un hábito de estudio autónomo, así como con estrategias que faciliten el aprendizaje en sí mismo y, en consecuencia, mejoren el rendimiento escolar. De no ser así, ello se pondrá de manifiesto en los resultados académicos.
  • Desmotivación: se trata de niños y, sobre todo, adolescentes que no acaban de encontrar sentido ni utilidad al hecho de estudiar, percibiéndolo, en muchos casos, como una obligación.
  • Dificultades del aprendizaje: se da en casos en los que, aunque el niño tenga capacidad y dedique bastante tiempo al estudio, los resultados académicos no reflejan ese esfuerzo, obteniendo notas muy bajas o inferiores a las esperadas para su implicación. Por ejemplo, en el caso de la dislexia, las dificultades se ponen de manifiesto, sobre todo, en lengua e idiomas como el inglés o el alemán
¿Por qué puede estar suspendiendo mi hijo?

¿Por qué puede estar suspendiendo mi hijo?

  • Poco esfuerzo: este caso ocurre, principalmente, en los adolescentes que pasan de la Educación Primaria a la Secundaria, así como en los primeros cursos de esta última. En muchos casos, los jóvenes desconocen el esfuerzo. Están acostumbrados a no estudiar, “a ir con lo puesto” a los exámenes y aprobar. Sin embargo, a medida que van pasando de curso, el temario se va volviendo cada vez más complejo y es entonces cuando, la estrategia que han seguido hasta ahora, no funciona.
  • Trastornos emocionales: interfieren, por lo general, en las diferentes áreas de la vida de una persona y, por supuesto, la académica, no iba a ser menos. A pesar de que, en muchos casos, pueda parecer una condición invisible, los pensamientos desadaptativos y las conductas disfuncionales, por ejemplo, pueden dar lugar a dificultades en la concentración y en la regulación de la conducta y/o estado mental. Esto es: un alumno puede saberse muy bien el temario pero ponerse muy nervioso en pleno examen, quedarse en blanco y, por lo tanto, suspender o, al menos, no sacar la nota a la que podía haber optado.

Dicho esto, resulta de gran importancia identificar, con ayuda de profesionales, cuál es el motivo por el que nuestro hijo presenta ese bajo rendimiento. De esa manera, podremos tomar las medidas necesarias para solventar su problemática y, por consiguiente, reconducir la situación.

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¿Qué son las dificultades del aprendizaje?

¿Qué son las dificultades del aprendizaje?

Dislexia, discalculia y disgrafía en Paracuellos de Jarama y Miramadrid

Es posible que, en más de una ocasión, hayas oído hablar de las llamadas dificultades del aprendizaje pero... ¿sabías que son, relativamente, habituales y una de las causas más frecuentes del bajo rendimiento y fracaso escolar de los niños?

Dislexia, discalculia y disgrafía en Paracuellos de Jarama y Miramadrid

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¿Qué puedo hacer si mi hijo no quiere ir al colegio?

¿Qué puedo hacer si mi hijo no quiere ir al colegio?

Es necesario hallar el motivo por el que el niño no quiere acudir al centro escolar, ya que conocerlo será determinante en nuestra manera de actuar y, por tanto, de poner remedio a la situación

El colegio es un centro en el que, tanto niños como niñas, pasan gran parte del día, aprendiendo e interactuando unos con otros.

Para algunos puede ser una experiencia enriquecedora pero para otros puede convertirse en un lugar lleno de estresores, relativamente estables en el tiempo. Entre los más habituales, debemos destacar: las dificultades del aprendizaje y el acoso escolar. Dicho esto, daremos una serie de pautas a seguir en el caso de que nuestro hijo se niegue, repetidamente, a ir a clase:

  • Buscar el motivo: ¿por qué mi hijo no quiere ir al colegio? ¿Desde cuándo se da esta situación? ¿Ha habido algún cambio (mudanzas, malas calificaciones, cambio de grupo...)? Este punto es imprescindible porque de él dependerá nuestra actuación.
  • Fomentar una adecuada comunicación: si queremos que nuestro hijo tenga la confianza suficiente como para decirnos lo que le ocurre, es necesario que cultivemos una estrecha relación con él, basada en la comprensión. Es decir, en ningún caso, debemos restar importancia a lo que nos diga porque, de ser así, lo que conseguiremos es que el niño omita información al pensar que lo que nos pueda contar carecerá de valor para nosotros.
Bullying en Paracuellos de Jarama y Miramadrid
  • Hablar con el profesorado: cuando la negativa a ir al colegio es recurrente, lo mejor es acudir al centro y hablar con los profesores. Ellos nos podrán orientar acerca de la actitud del niño en relación al estudio y sus compañeros; y, además, nos podrán ayudar a poner remedio a la situación.
  • Motivar: debemos centrar su atención en los aspectos positivos que tiene el colegio (aprendizaje, amigos, vivencias agradables de otros años, eventos, etc.) y ponernos como modelo, trasmitiéndole seguridad. Por ejemplo: “A mí me costaban algunas asignaturas pero estudiando mucho conseguí aprobarlas” o, bien, “A veces los niños se portaban mal conmigo pero lo hablábamos con ellos, sus padres y los profesores y conseguíamos arreglarlo”.
  • Planificar: el niño debe contar con una organización diaria (horas de sueño, de estudio, de juego, etc.), que favorezca su adaptación al horario escolar y le proporcione cierto grado de responsabilidad. De lo contrario, es posible que el niño acuda cansado y/o desmotivado y, en consecuencia, se vea reflejado no sólo en sus calificaciones sino en su predisposición a asistir a clase.

 

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¿Qué puedo hacer para potenciar la motricidad fina de mis hijos?

¿Qué puedo hacer para potenciar la motricidad fina de mis hijos?

Dibujar, hacer manualidades y jugar con mosaicos y legos son algunas formas de potenciar la motricidad fina de una manera dinámica y divertida

Al hablar de motricidad fina, nos referimos a la coordinación conjunta de ojos, manos y músculos cortos, que nos permite hacer movimientos muy precisos y necesarios en nuestro día a día como, por ejemplo, escribir. Dicho esto y dada su gran importancia, a continuación, daremos algunos consejos para potenciarla en casa de una manera lúdica y amena, teniendo en cuenta que deberán ser adaptados a la edad y nivel madurativo de cada niño/a.

  • Dibujar o pintar: resulta muy útil en el desarrollo de la grafomotricidad y la creatividad. Podemos recurrir a lápices, brochas e, incluso, ¡a las manos y dedos!
  • Enhebrar: cuendas o macarrones para hacer collares, pulseras y serpientes; o cordones de zapatos o deportivas, logrando nuestro propósito mediante una actividad cotidiana.
  • Hacer manualidades: es una buena y completa opción para trabajar la motricidad fina de una manera entretenida En ellas, pintamos, recortamos, pegamos, doblamos…en definitiva, hacemos un montón de actividades diferentes pero con un objetivo común.
Psicomotricidad en Paracuellos de Jarama y Miramadrid
  • Moldear: con algún tipo de masa, arcilla o plastilina, puesto que implica el manejo tanto de las manos como de los dedos para el uso de utensilios o a modo de herramientas para dar forma, aplastar o cortar. Hacer galletas o alguna receta similar, podría ser una buena opción para trabajar la motricidad fina y, al mismo tiempo, pasar un buen rato en familia.
  • Jugar con:

ο Mosaicos y pinchos: se trata de hacer formas de animales o cosas, encajando o atornillando pequeñas piezas. Con ellos, no sólo trabajamos la motricidad sino, también, la orientación espacial.

ο Pegatinas: podemos recurrir a libros de pegatinas en los que los niños puedan pegar y despegar a sus personajes favoritos todas las veces que deseen.

ο Legos y similares: construyendo, se trabaja el pinzado y la precisión ojo-mano y, además, se desarrolla la visión espacial, la simetría y la creatividad.

  • Recortar: formas, dibujos, envoltorios de alimentos…cualquier excusa es buena para usar las tijeras.

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