¿Por qué puede estar suspendiendo mi hijo?

¿Por qué puede estar suspendiendo mi hijo?

Los trastornos emocionales, las dificultades del aprendizaje y la falta de estrategias a la hora de estudiar son algunas de las problemáticas, que pueden acarrear un bajo rendimiento escolar

A pesar de que falten algunos meses para acabar el curso escolar, muchos padres temen su desenlace, en especial, cuando las calificaciones previas no son buenas y sus hijos no parecen mejorar. No obstante, al margen de los resultados, el hecho de presentar un bajo rendimiento académico, puede alertarnos de posibles problemáticas, que citaremos a continuación:

¿Por qué puede estar suspendiendo mi hijo?

  • Desconocimiento sobre cómo estudiar: resulta fundamental contar con una planificación y un hábito de estudio autónomo, así como con estrategias que faciliten el aprendizaje en sí mismo y, en consecuencia, mejoren el rendimiento escolar. De no ser así, ello se pondrá de manifiesto en los resultados académicos.
  • Desmotivación: se trata de niños y, sobre todo, adolescentes que no acaban de encontrar sentido ni utilidad al hecho de estudiar, percibiéndolo, en muchos casos, como una obligación.
  • Dificultades del aprendizaje: se da en casos en los que, aunque el niño tenga capacidad y dedique bastante tiempo al estudio, los resultados académicos no reflejan ese esfuerzo, obteniendo notas muy bajas o inferiores a las esperadas para su implicación. Por ejemplo, en el caso de la dislexia, las dificultades se ponen de manifiesto, sobre todo, en lengua e idiomas como el inglés o el alemán
¿Por qué puede estar suspendiendo mi hijo?

¿Por qué puede estar suspendiendo mi hijo?

  • Poco esfuerzo: este caso ocurre, principalmente, en los adolescentes que pasan de la Educación Primaria a la Secundaria, así como en los primeros cursos de esta última. En muchos casos, los jóvenes desconocen el esfuerzo. Están acostumbrados a no estudiar, “a ir con lo puesto” a los exámenes y aprobar. Sin embargo, a medida que van pasando de curso, el temario se va volviendo cada vez más complejo y es entonces cuando, la estrategia que han seguido hasta ahora, no funciona.
  • Trastornos emocionales: interfieren, por lo general, en las diferentes áreas de la vida de una persona y, por supuesto, la académica, no iba a ser menos. A pesar de que, en muchos casos, pueda parecer una condición invisible, los pensamientos desadaptativos y las conductas disfuncionales, por ejemplo, pueden dar lugar a dificultades en la concentración y en la regulación de la conducta y/o estado mental. Esto es: un alumno puede saberse muy bien el temario pero ponerse muy nervioso en pleno examen, quedarse en blanco y, por lo tanto, suspender o, al menos, no sacar la nota a la que podía haber optado.

Dicho esto, resulta de gran importancia identificar, con ayuda de profesionales, cuál es el motivo por el que nuestro hijo presenta ese bajo rendimiento. De esa manera, podremos tomar las medidas necesarias para solventar su problemática y, por consiguiente, reconducir la situación.

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